Julio Numhauser (1940) es un músico, cantante y compositor chileno. Él es conocido como fundador del grupo Quilapayún (“los tres hombres barbudos” en mapuche), en el que permaneció hasta 1967. Quilapayún encarnaba el género de músico llamado “la nueva canción chilena”, la rama chilena del movimiento social y el género de música “nueva canción”. Comenzando en Latinoamérica y España en los años sesenta, nueva canción consistía en música folclórica que trata de la pobreza, el imperialismo, la democracia, los derechos humanos, y más. Por consiguiente, la nueva canción chilena era inseparable con el gobierno de Salvador Allende. Durante la presidencia de Allende, Numhauser fue aún designado director artístico de una empresa estatal. Después del golpe de estado del General Augusto Pinochet en 1973, Numhauser huyó a Suecia donde él escribió esta canción y vive hoy.
Para mí, “Todo cambia” es una canción muy poderosa por varias razones. Primero, la canción le recuerda el aspecto humano del desplazamiento al oyente. Tener no más remedio que abandonar todo lo que se conoce es una experiencia dolorosa y parte del alma siempre se abandona en el proceso. Aunque el tiempo pasa y las cosas cambian, como dice la canción, la memoria nunca se desvanece completamente. Esto puede parecer obvio, pero va en contra de la tendencia del mundo contemporáneo de despersonalizar a las personas desplazadas. Segundo, la canción ofrece una moraleja sobre la vida y el arte. La canción establece que el cambio, para bien o para mal, es inevitable en la vida. Sin embargo, al mismo tiempo, enfatiza la fuerza extraordinaria de los vínculos que vinculan personas a lugares, familiares y amigos. No importa lo que las dictaduras hagan, nunca lograrán quebrar esta sensación de devoción y amor. Es algo intocable, y sirve de un arma potente de resistencia cuando se expresa a través del arte. Por lo tanto, en la vida y el arte, no pierdan de vista la importancia del amor.
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